lunes, 3 de octubre de 2011

NEGRO VIVIR...

Los colores de la montaña es una película que presenta claramente la verdadera realidad a la que se ha visto sometida la población rural, una realidad que sobrepasa los límites de lo indigno. Vemos en ella cómo la vida de los personajes se ve mediada por la violencia de grupos al margen de la ley, cómo sus acciones obedecen de cierta forma a los intereses de estos grupos que buscan con las armas imponer su mando y atacar un sistema que no les brinda una vida más digna, un sistema falto de oportunidades. Pero lo importante aquí es observar que unos subsistemas son los que sufren directamente las consecuencias de las acciones de estos grupos. Subsistemas como la escuela, el hogar, el lugar de recreación, entre otros; ven interrumpido su quehacer de manera absurda. La consigna d los guerrilleros, por ejemplo, dicta: "El pueblo con las armas, vencer o morir" como si los habitantes del campo no tuvieran otra elección que unirse a una guerra y así versen obligados a dejar sus intereses, propósitos, proyectos de vida, etc. Si nos detenemos a analizar el sistema educativo de la población que presenta el filme notamos que la violencia, si bien es un problema aquejante, no es el único, pues la falta de recursos para que los niños  posean una buena educación es bastante mísera. Los niños no solo no pueden adquirir el material necesario para llevar a cabo los objetivos de los cursos, sino que no tienen muchas veces un vestuario adecuado y digno para dirigirse a las aulas. Ahora, el peligro al que se ve expuestos mientras van camino al salón o  mientras juegan, al tener la posibilidad de tropezar con una mina quiebrapata es otro rasgo más que muestra lo triste de sus vidas. Esto quiere decir que la felicidad de un niño al ver su pelota y a sus amigos pierde su razón de ser, algo que es totalmente desgarrador y que pesa en tanto se vive del miedo, porque se siente el temor de morir en cualquier momento. Uno puede inferir de la película que tristemente el conocimiento no pertenece a la población rural y que si bien hoy se habla de docencia en el campo, es algo bastante discutible. Solo quienes habitan lo urbano en mayor medida, pueden aspirar a una educación como eje central. Finalmente me parece verídica la frase que aparece en la pared de la escuela al final de la película: "Escuela, territorio de paz".

Daniel Gómez Ayala.

domingo, 11 de septiembre de 2011

El no de las cosas:

Crecer duele y bastante, mientras vives tu infancia solo te preocupas por jugar, comer, llorar, reír y si acaso hacer planas que te ponen en la escuela; pero a medida que creces te das cuenta de lo difícil que es la existencia, de lo poco esperanzador que es este paseíto por un globo que te va matando con su composición, o de los grandes problemas a que te ves enfrentado como ser humano.
Ya que la vida es una dura experiencia, debería estar marcada por el cumplimiento de tus deseos, pero si bien haces muchas cosas de las que quieres, hay otras que se convierten en imposibles. Lo triste es que son imposibles precisamente porque así lo decidimos. Imposibles porque hay otras personas que nos importan demasiado y con ciertos deseos a cumplir las podríamos llegar a herir hondamente, mi cuestión siempre ha sido, dónde queda el yo. Sin embargo sabes que vives en una sociedad totalmente represora en todo el sentido de la palabra y la que le dice a ese yo “haces lo que quiero”. Es decir que los “yo” están regidos por otros entes a los que no se les debe nada. Hablar de nudos es complicado de cierta forma, porque posiblemente tengas unos que no puedes ver, otros que no quieres ver y otros, los que vemos que de cierta manera nos atormentan. Esos nudos que no puedes ver te hacen feliz en la ignorancia, los que no quieres ver y suprimes te hacen tan infeliz en su conocimiento que a veces crees no poder con ellos y los que vemos y que posiblemente otros también vean, te dejan digamos a la expectativa.
Cuando naces en una familia con unos preceptos sociales y un gran arraigo por cierta religión, se te hace difícil ser tú, esa familia te enseña cosas bellas que a lo largo de tu vida agradeces, pero directa o indirectamente prohíbe otras porque poseen ciertas reglas, porque e el estereotipo o porque ya están establecidas y llegar a transgredirlas te harían diferente. La sociedad misma entonces constituye un nudo, te dice cómo caminar, cómo actuar, qué comprar, que no, te dice así es o así no es, te envuelve y crees estar protegido, te dice por dónde caminar y hasta dónde porque tienes un límite en el que te puedes mover; unas fronteras que te piden una visa y un pasaporte, y lo peor, esa sociedad te dice cómo pensar y en ese sentido digamos que ataca los supuestos de la ilustración. No se puede pensar por sí mismo.
Yo creo que son nudos a los que casi nadie escapa, y van muy bien anudados, construyendo lo que quieren. El nudo familiar te pone a pensar incluso qué hacer después de que sales de un colegio, de un pregrado o una maestría, te pone a pensar el camino a seguir y hasta el más conveniente amor. Ahora desanudarlos, es una tarea para pensar, un trabajo que te enfrenta consigomismo, pero que puede darte los mejores resultados. Igual sabes que casi siempre vives para otros y no para ti que es lo más abrumador.

Daniel Gómez Ayala.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

La montaña oscura

Una guerrilla como las FARC, para mí, es una terrible empresa rural. Para regenerarse y persistir en la guerra, aparte de consolidarse económicamente con el lucrativo negocio del narcotráfico, necesita del reclutamiento de niños, que son especialmente del campo, lejos de las ciudades y de la suficiente protección estatal. Son seducidos o forzados a una vida bélica. Un impresionante texto de un ex guerrillero de las FARC, En el infierno, es muy ilustrativo al respecto. Cierto o falso, allí se cuenta que se les enseña una ideología, una mezcolanza de marximo, leninismo y comunismo chino, con el cliché de que el Estado es corrupto y hay que destituirlo. A la larga, con la rigidez de la costumbre y de la disciplina militar, pueden llegar a perder una perspectiva más amplia de la realidad, hasta indentificarse como los buenos, los sensatos, los que sí tienen la razón, y afirmar que vale la pena sufrir tanto por la patria. Unos se depravan y otros, sin poder huir del sometimiento, se resignan. Sólo pocos se salvan o mueren en la fuga.

La película «Los colores de la montaña», entre otras cosas, explicita semejante reclutamiento de niños.

Jorge-Alberto

«Entre nos» y la identidad

El concepto de identidad es polisémico. De pronto es problemático. Al parecer hay identidad lingüística, familiar, nacional, religiosa, culinaria, indumentaria, musical, empresarial, educativa, etc. Precisamente, se trata de la identidad entre las personas. Una frase muy utilizada es identidad cultural. Habría que analizar el concepto de cultura. ¿Qué es? No es mi intención filosofar sobre ello. No más diré que si en la cultura cabe lo lingüístico, lo religioso, lo culinario, lo indumentario, lo musical, etc., no es, pues, realmente, un concepto homogéneo. Por ejemplo, en un mismo país existe lo multicultural, ya por las diferencias lingüísticas, religiosas, étnicas, políticas, educativas, etc. Habría que aplicar la teoría de conjuntos para visualizar la identidad entre las personas de un mismo país, es decir, qué cosas tienen en común. El bluyín, una prenda de vestir que nació en Génova, Italia, llegó a ser casi universal: lo usan africanos, indígenas, chinos, japoneses, europeos... Una indumentaria muy común, que implica una gran diversidad nacional y étnica.

La madre y los hijos hablan español, que es su lengua materna, y están en un país cuyo idioma oficial es el inglés. Por la necesidad de sobrevivir, tienen que adaptarse al medio social, aprendiendo al menos el idioma circunstante. Al comienzo, de un modo vívido, se sienten extraños por la falta de comunidad. Después de todo, un caso especial es que el niño tiene que ir a la escuela para así poder adquirir después un empleo más digno, de más recompensa. Se acomoda al proceso institucional y, poco a poco, se vuelve menos extraño.

Jorge-Alberto

Viaje al sexo

Vli Zideline
Vli Zideline
Djilce, djilce, djilce, djilce, djilce,
jalce, jalce, jalce, jalce, jalce,
yulce; yulce, yulce;
dolce, dolce,
Yaase folce...
Dolce... Dolce...
Dolce...

(François Dufrene, Danse de lutins)

¿Qué significan semejantes sonidos?

Jorge-Alberto

martes, 6 de septiembre de 2011

Los colores de la montaña


En esta película podemos ver diferentes problemáticas sociales que se presentan a menudo en nuestro país, como la violencia, el secuestro, el desplazamiento, las amenazas a las familias del campo, etc. Sin embargo también muestra valores como la amistad y actitudes positivas como las ganas de estudiar de los niños protagonistas.

Los niños son de una clase social no muy favorecida, pues viven en el campo y les toca enfrentar todas las problemáticas mencionadas; ellos aprenden de lo que ven y por eso muchas veces hablan como los adultos: con palabra groseras y un lenguaje más bien vulgar, pero esto lo hacen entre ellos mismos, nunca con sus padres. 

Lo que más afecta a estos niños es que su educación se ve suspendida constantemente a causa de la violencia que se está viviendo en el campo; así, cambian de profesora constantemente, los sacan de los salones para huir a la ciudad y poco a poco la escuela se convierte en el cuartel de los alzados en armas. Más grave aún es que algunos de los niños se ven involucrados en este conflicto en vez de tener una vida feliz, libre y con la oportunidad de estudiar y de jugar.

En general es una película que involucra todas las temáticas mencionadas, lo cual la convierte en un tema cotidiano, un tema que aparece a diario en nuestros noticieros. No es ficción, es algo que pasa mucho y por esto tal vez es algo de lo que estamos cansados y que nos hace sentir impotentes al no poder hacer nada al respecto.

Carolina Correa Molina

lunes, 29 de agosto de 2011

El problema del estómago

Es posible pasar un día entero en la cama sin movernos apenas. Pero tenemos un estómago muy exigente. Nos somete al hambre y nos empuja a apaciguarlo. Una y otra vez. El estómago es un órgano inquietante, amenazante. ¿Cómo sería nuestra existencia si el pan no fuera una necesidad para conservarnos y sobrevivir? Supuestamente sería tranquila. El trabajo para la obtención del pan no sería necesario. No tendríamos que sudar ni ensuciarnos o encallecernos las manos. No tendríamos que excretar ni lavarnos los dientes. ¿Así que podríamos dormir bastante sin los afanes cotidianos, sin la paranoia de las grandes ciudades? No me parece. El sueño, como el hambre, significa que el cuerpo necesita recuperarse del cansancio, del desgaste.

Sin hambre ni sueño, estaríamos siempre despiertos de día y de noche. Infatigables. ¿Ahora qué? Cruzaríamos los brazos con alguna perplejidad y el mundo se nos aparecería en toda su majestad. Sí, tendríamos una vida muy ociosa. No seríamos esclavos de nadie. No tendríamos que preocuparnos de nada urgente. Podríamos hacer lo que queramos. Podríamos ser simplemente contemplativos. Admirar un crepúsculo con una sonrisa. ¿Seríamos, pues, felices?

Creo que nos faltaría algo, si no fuésemos absolutamente tontos: comprender por qué existimos y para qué. Si no lo comprendiésemos, no seríamos plenamente felices. Creo que seríamos muy desgraciados. Entretanto, ¿seríamos artistas, creadores de obras deleitables, como un Leonardo o un Tiziano? Podríamos más bien no ser artistas, no hacer nada productivo. ¿Para qué una catedral, una escultura, una pintura, una sonata, un poema? Además, ¿para qué un cuchillo, una lanza, una ballesta? Sin hambre ni sueño, estaríamos bien. No sufriríamos; no nos quejaríamos; no lloraríamos. Las obras artísticas nos serían superfluas y hasta extrañas. Simplemente andaríamos, vagaríamos por el mundo... intentando comprender por qué y para qué estamos aquí.

Después de todo, hay tristes problemas. El cuerpo humano, aunque parezca siempre joven e incorruptible, es frágil. La carne puede cortarse y sangrar, los huesos pueden romperse, los dientes pueden pudrirse. Además, hay cosas pesadas que levantar, como las piedras. Es posible dejar caer con torpeza una pesada piedra y herir la uña del pie. Los gemidos del dolor sí serían patéticos. Hasta es posible que un energúmeno quiera matarnos. Tendríamos entonces que huir, perdiendo la tranquilidad. Es también posible, sin duda, que un meteorito nos destruya. Muchos eventos son posibles en el mundo, algunos infortunados para nosotros.

Otro triste problema, acaso el principal, es... ¿Ya lo sabéis? ¿Qué acto, casi siempre inconsciente, se realiza en nosotros y sin el cual tarde o temprano moriríamos? La respiración. ¿Qué hacer, pues, con los pulmones? Añadamos sin muchas vueltas: sin hambre, sueño ni respiración. Ahora sí sería más fácil transitar por el mundo. Astutamente, por supuesto: no sea que nos aplaste un meteorito o nos despedace un energúmeno. Si de pronto el sol nos calienta demasiado, refugiémonos a la sombra de un árbol. Si de pronto la nieve nos enfría demasiado, hagamos una fogata. ¿Qué problema nos molestaría, por lo demás?

La cuestión trascendental: ¿por qué existimos y para qué?

Corolario: «No sólo de pan vive el hombre». Una profundidad profundamente profunda.

Jorge-Alberto

viernes, 26 de agosto de 2011

El arte y sus nudos...


Siempre me ha inquietado la concepción que las personas tienen sobre los artistas y el arte en general. He escuchado muchas veces que los padres y madres de familia procuran tener a sus hijos desde pequeños en actividades artísticas y lúdicas pero ¿para qué? Para mantenerlos ocupados, para que hagan “algo productivo”.
Me he dado cuenta de que estos niños, a medida que van creciendo, van tomando camino hacia algo que les gusta más: pintura, música, danza, teatro, etc., pero a sus padres ya no les parece que eso sea “algo productivo” y ya no les interesa tenerlos ocupados en estas actividades porque ahora lo más “importante” es el colegio y es este el lugar en donde precisamente sus hijos van a desaprender lo que ya habían podido conocer y experimentar. Los colegios y centros educativos en general tienen como prioridad la enseñanza de ciencias y “humanidades”, dejando al arte relegado a un último lugar.
¿Pero por qué tienen la creencia de que el arte no es importante? ¿Acaso no se dan cuenta de lo presente que está en nuestras vidas? Todos hemos cantado, bailado, pintado, actuado alguna vez; estas actividades hacían parte de nuestros juegos infantiles y podrían haber sido vistas no sólo como un juego sino como parte fundamental de la vida.
Crecemos entonces con la idea de que lo más importante es estudiar algo que nos de mucho dinero en el futuro: matemáticas, química, ingeniería, derecho, economía, administración, etc., etc.; pero eso sí: “no se le ocurra ser artista porque se muere de hambre”.
¿Qué pasa cuando todo el mundo se come este cuento? Que nuestra sociedad es llena de gente enferma y estresada: médicos, ingenieros, abogados y demás; personas llenas de vacío, con una necesidad absurda de conseguir más y más dinero, más y más cosas.
Esta es una sociedad desligada de la naturaleza, una sociedad de zombis que van de la casa al trabajo y del trabajo a la casa sin siquiera detenerse un segundo a contemplar un arco iris o una flor ¿y por qué? Porque el arte que es el que provee al hombre de esa capacidad de contemplar y de admirar y el que le permite ligarse a la naturaleza, fue puesto en el último lugar por “su falta de importancia”, porque no da plata, porque no cabe en esta sociedad de consumo.
Y con todo esto no digo que no hayan artistas, sino que éstos, muchas veces, se dejan contagiar por esa onda consumista y dejan de hacer arte por mero placer para hacer “algo productivo” que les genere muchísimo dinero y no se dan cuenta de que poco a poco han ido perdiendo ese sentido de ser artistas, ese sentido de hacer del arte una posibilidad de unión con lo natural y hasta con lo espiritual.
El arte debería brindarnos sanación, debería permitirnos entrar en estados de conciencia y de armonía entre la mente, el cuerpo y el espíritu; debería permitirnos una mejor comunicación y convivencia con los seres que nos rodean y por todas estas razones, debería ser más importante en todos los centros educativos. Desde la infancia deberían apoyar este tipo de expresiones artísticas porque todos y cada uno de nosotros debería tener alma de artista.

Carolina Correa Molina

jueves, 25 de agosto de 2011

El nudo de la libertad


La libertad es prerrequisito para lograr la felicidad, si es que se puede lograr. Si sentimos que no podemos ocupar nuestro tiempo en las actividades que queremos, no podremos ser felices. Porque esas actividades son las que le dan un plus de sentido al objetivo natural de sobrevivir y prolongar la especie. Porque como dice Henry Miller, “hay que darle un sentido a la vida, por el hecho mismo de que carece de sentido”.
Ahora bien, los mayores impedimentos en la vida moderna para el desarrollo del ser humano se manifiestan, lamentablemente, en el terreno económico. El gobierno y la sociedad coartada por este, exigen trabajo desmesurado y mal pagado y el consiguiente consumo material. No hay tiempo para otras actividades, y como dice Thoreau, a propósito de los obreros, “de tanto trabajar, los dedos se les han vuelto torpes y demasiado temblorosos. Realmente, el jornalero carece día tras día de respiro que dedicar a su integridad; no puede permitirse el lujo de trabar relación con los demás porque su trabajo se depreciaría en el mercado. No le cabe otra cosa que convertirse en máquina.”

Ya no trabajamos como en la Edad Media para un amo al que Dios ha elegido. Ahora trabajamos directamente para el dios del consumo, que es un deus ex machina colocado en el escenario de la vida para solucionar nuestras tragedias y comedias. Los que están detrás del escenario manejando al dios del consumo también utilizan su dinero para tratar de llenar de sentido su vida con excentricidades, infructíferas finalmente.
Así pues, el postulado principal de la modernidad (tanto en el modelo capitalista como en el comunista) es producir lo que más se pueda. Nadie puede pretender trabajar menos ni consumir menos, so pena de salir del sistema, con las funestas consecuencias que eso trae. Un ejemplo de esto son las formas indirectas de coartar la producción: es común que por ejemplo, se obligue a un campesino a que tenga que producir cierta cantidad de productos para poder entrar en el mercado. O a un profesor se le exige un mínimo de horas para poder trabajar en una institución.
Hoy en día es poco probable que se pueda llevar a cabo la propuesta de Henry Miller de retirarse al campo y producir tu propia comida, porque el campo es de unos pocos terrateniente. Y si tienes la fortuna de poseer o comprar una pequeña  parcela de tierra, tendrás que explotarla brutalmente para poder pagar los impuestos y sobrevivir. Si no lo haces así terminarás perdiendo la tierra, que finalmente será vendida a terratenientes. De todas maneras observemos cómo Miller instaba a sus lectores a que llevaran una vida con libertad:

Todos los que se preguntan, ingenuamente, cómo vivirán sin venderse a ningún dueño; más aún, se preguntan, una vez hecho esto, cómo encontrar el tiempo para llevar a cabo sus vocaciones. Ya no piensan en ir a cualquier desierto o lugar salvaje, en ganarse la vida cultivando la tierra o trabajando a salto de mata, en vivir con lo mínimo indispensable. Se quedan en las ciudades, en las metrópolis, revoloteando de una casa a otra, inquietos, miserables, frustrados, buscando en vano el encontrar una salida. Deberíamos decirles en seguida que la sociedad, tal como está constituida, no presenta salidas, que la solución está en sus manos y usándolas podrán obtenerla.

El gobierno y la sociedad capitalista ahogan las posibilidades de felicidad. También los asuntos culturales han sido invadidos por la plaga del capitalismo salvaje. Los eventos que se hacen, más que procurar un bienestar de la sociedad, se centran en un objetivo comercial de enriquecimiento abismal por parte de las multinacionales (industria editorial, discográfica, etc.). Las becas y los trabajos están dirigidos a personas que se hinquen para recibir el yugo. Las convocatorias de empleo incluyen ahora un apartado que dice “aspiración laboral”, un increíble insulto al valor del trabajo ¿Y dónde está el gobierno para controlar tales abusos? Sobre todo el gobierno no nos permite ser felices.

Los invito a que sigamos el consejo de Henry Miller y soltemos el nudo de nuestra propia libertad, para que “en cambio de trabajar por la paz, tendríamos que empujar a los hombres a relajarse, a dejar de trabajar; a tomárselo con calma, a soñar y a ociar, a perder el tiempo. Retiraos en los bosques, si encontráis uno. Pensad en vuestros pensamientos durante un tiempo. Haced un examen de conciencia, pero sólo después de haber gozado plenamente”.

Wilson Palacio

De nudos y otros demonios


Entre más sencillo tú lo ves, más difícil se me hace: ese es el resumen, en eso sintetizo yo todo aquello que hago, todo aquello que digo, todo aquello que soy.  Tal vez suene a mentira si escribo para uno de los cursos que veo este semestre, que mi vida es relativamente feliz, y que he hecho lo que he querido con ella, que lo he hecho cuando lo he querido y de la manera en que lo he querido, sonaría muy pretencioso, e incluso aparente, pero no lo es.
Es cómico, sabes, escribir sobre los nudos que hay en mi vida; lo he pensado, le he echado cabeza al asunto y no me surgió ninguna idea de cómo hacer un ensayo académico con retacitos de mi vida, entonces, decidí escribirte esta carta- e-mail, a ti, que estás lejos, al otro lado del procesador y que también has estado aquí, conmigo, dándome muchos abrazos. ¿Te había dicho que me encantan los abrazos? Bueno, eso es otro asunto.
Yo solo podría hablarte de tres nudos en mi vida, el primero, soy yo misma, sí, ya sé, lo estás pensando, tienes toda la razón, por fin lo reconozco, pero ese nudo, no podría llamarlo nudo, es más, a ninguno podría llamarlo nudo, más bien creo que son frenos, yo soy mi freno número uno, freno de mano que llaman, el que más detiene;  el segundo es mi señora madre, sí, mi mamá, y el tercero no está muy desligado de ella: es mi familia.
En el taller de escritores hace ya algunas sesiones, Jairo Morales nos decía a los talleristas, a razón de anécdota, que a medida que uno se va volviendo viejo va entendiendo muchas formas de actuar de los padres. Mi primera conclusión de eso fue: Yo ya envejecí. Porque realmente yo entiendo, comprendo y disculpo a mi mamá,  y a mi familia.
Tal vez suene algo folklórico la manera en que lo digo, pero no lo es, después de mucho pensar y dialogar conmigo misma (y con otros) he llegado a la conclusión de que las prohibiciones han hecho parte fundamental de mi formación personal, de mi constitución como ser humano, tal vez sin ellas no sería yo, no sería la típica “niña buena” o “la mujer con la que no se sueña jamás” que describe Ricardo Arjona en sus canciones, o el “Corazón coraza” de Benedetti, ni me identificaría con Marcela en el “Café nostalgia” de Zoé Valdés, no sería la lectora apasionada por el lenguaje y su tratamiento, ni tomaría té helado y leche deslactosada, ni me vestiría de jeans, camisetas y tenis, o en su defecto, jeans, blusas, sacos y chaqueta.
De las prohibiciones aprendí a llegar temprano a casa, a leer poesía para sentirme bien, a comer frutas y verduras, a no comer chitos ni empaquetados que me causen gastritis, a no darle mi número de celular a extraños y mucho menos a desconocidos; de los regaños aprendí que no burlarme de aquel que tiene una discapacidad física, que las personas con las que ando también definen el tipo de personas que soy yo, que mi cuerpo es mío y es un territorio seguro; del ejemplo aprendí que tener dinero no te asegura la felicidad, que vale más una sonrisa en mi cara que la certeza de haber complacido a todo el mundo, que vale más estar colorado un ratico, que pálido para toda la vida por no quedarse callado.
Por ende, creo que podría hacer una lista interminable, señalando e incluso justificando todo eso que critiqué durante mi vida, durante toda mi adolescencia y que ahora después de muchas vivencias y muchos otros factores que tú conoces de memoria, pero que yo no he de expresar en una clase, agradezco las prohibiciones, los regaños, las negaciones, los muchos no que me dijeron, porque gracias a eso, hoy soy parte de lo que soy, y no sé si es que me considero la dueña del circo, o que tengo el sartén por el mango en todas los aspectos de mi vida, pero ese malestar que me causaban las discusiones infundamentadas con mi mamá, con mi papá, y con mi hermano, ha quedado atrás, en el olvido, en simples recuerdos, que no se olvidan, pero que ya no duelen, y ya no duele porque simplemente me descubrí y los redescubrí a ellos en la distancia, y tal vez, porque no hay cosa que el tiempo no sea capaz de curar, o no sea capaz de poner en el lugar donde corresponde.
Eso de extrañar a las personas siempre me ha parecido un sentimiento capaz de educar a alguien, porque cuando decidí alejarme de mis papás, por venir a estudiar esto que estudio y que me gusta mucho, ahí comencé a ver realmente que nunca me decían un “no” por  capricho, o bueno, no siempre, y que todos los discursos moralistas que me recitaba mi mamá hasta tres y cuatro veces por mes, configuraron mucho de lo que soy, sobre todo mi parte ortodoxa, e intransigente, lo que no ha de cambiar en mi, ni en mil años de vida, mi esencia.
Entonces, ni mi familia, ni mi madre son nudos, ni frenos en mi vida, mi mamá fue la única que apoyó desde un principio la inexplicable idea de querer estudiar algo de lo que apenas si se conoce su nombre, más bien, yo, si soy mi freno, pero ¿cómo y para qué cambiar formas de pensar, de creer, de soñar, de ver, de querer, de amar, si con ellas estás satisfecho y te sientes feliz?
Bueno, te lo he dicho mil veces, ahora que ya no me dicen que no a nada, ahora que tengo la total libertad de salir, entrar, dormir, no dormir, comer no comer, soy yo la que decido quedarme en casa el sábado en la noche a ver películas, leer un poco y escribirte interminables correos, escribirte, leerte, hablarte; de salir los jueves a comer pizza, tomarme una cerveza y llegar antes de las 11, o como lo haré hoy, salir de esta clase e ir a cine un lunes por la tarde, porque Woody Allen tiene una nueva película con un nombre bastante sugestivo para mi gusto. Soy yo, la que decido, la que pienso, la que siento, la que considera que no tiene motivos ni razones para no hacer lo que quiere, para no reír, amar, llorar y sufrir si es el caso, la que opta por hacer de una tarea del seminario de gestión cultural, una excusa más para escribirte, para decirte que estoy bien, que estoy realmente contenta con todo lo que está pasando, con mi trabajo monográfico que le resta mucho tiempo a mi vida de descanso y a mis lecturas por gusto, con mis tres perros comiéndose mis zapatos, con un beso largo que me dan en las mañanas, y con los abrazos y la bendición de mi mamá antes de salir de mi casa.
También te extraño, creo que soy una niña bastante intensa al decírtelo tanto, pero te extraño y estoy haciendo un itinerario bastante grande para cuando vengas, ya falta poco, y tenemos que desatrasarnos en detalles, en por menores, en anécdotas. No me presiones, yo voy al paso de la tortuga, o como un elefante, pero eso que la gente ve tan fácil y sencillo, yo lo complico o lo torno difícil, pero a la larga siempre lo resuelvo, por eso hoy, con el auspicio de Alejandro Sanz: Entre más sencillo tú lo ves, más difícil se me hace. Y Ahí voy, perdonando, leyendo, amando, pensando, viviendo.

Alba Sánchez Escudero 

lunes, 1 de agosto de 2011

Viaje al sexo*

Para los filobasurólogos

¡Hay que acabar con el mundo! Se decía mientras iba hacia su casa en bicicleta. En los momentos de tristeza y soledad inmensurables, cuando de antemano le habían recordado que el mundo no coincidía con ese insano amasijo de ideas que las novelas caballerescas le habían arrojado a la cabeza y que nunca llegaría a ser un él real al cual ella pudiera amar o un sí mismo en el que encontrara motivos para no odiarse, en esos momentos, él se proponía acabar con el mundo y se autoproclamaba vengador de su irrealidad.

¡Hay que acabar con el gran verdugo de la realidad! Se decía, cuando era obligado y se obligaba después, a poner los pies sobre la tierra. Entonces se montaba en la bicicleta y con la desazón producida por el sueño interrumpido como combustible, pedaleaba y pedaleaba, sin tocar el suelo. Así con la velocidad, el movimiento y el aire que le golpeteaba el rostro; la calle, los árboles, los perros, los edificios, la gente, en otras palabras, todo lo que resume y compone el mundo, se transformaba en un solo vómito de imágenes en el que no se podía distinguir nada y por el cual todo volvía a una génesis de palacios, prados, tigres, ejércitos, reinas, molinos, mujeres menesterosas de amor, amigos, fiestas… espejismos a su antojo. De este modo, él se extraía de la realidad y ésta parecía fallecer en el pequeño big bang de bicicleta durante los diez minutos que tardaba en regresar a su casa.

No obstante las mil veces que había intentado acabar con el mundo en ruedas, mil y una veces éste se había regenerado. Con el tiempo y el esfuerzo, sus piernas de anciano y su corazón con cadencia de redonda no dieron más, además su vieja bicicleta andaba para ese entonces sin frenos y con los rines por llantas. Pensó que si no había podido acabar con el mundo era porque tenía la esperanza de reconstruirlo, sin embargo, reconstruir el mundo constituía para él una tarea harto difícil, era un tipo de hazaña digna de un reino de ilusiones enfermas, de viajes y amores realizables sólo al alcance de la letra y la memoria, tal como lo habían advertido su ama y su sobrina.

Consiguió una bicicleta de motor y armado ahora con casco y rodilleras, cruzó de nuevo el umbral y exclamó:

¡Excusadme  vida mía por hacerte numen de mis utopías!

*A veces el nombre no corresponde con el bautizado.

martes, 26 de julio de 2011

Sobre la identidad en la película "Entre nos"

Esta película basada en la vida real es una muestra de las cosas que tienen que vivir generalmente los inmigrantes –latinoamericanos particularmente– cuando se encuentran en un país con otro idioma, otra cultura y sin posibilidades de tener un empleo digno.

Normalmente el extranjero, en este caso el colombiano, es visto como el otro, rechazado y aislado por esto. Sin embargo la protagonista de esta película, Mariana, fue capaz de adaptarse a sus circunstancias por más adversas que fueron para ella y para sus hijos luego de haber sido abandonada por su esposo. A pesar de que no se ve claramente una identidad de colombiana, algo hizo que ella, al estar lejos de toda la cultura propia, de las personas conocidas, de la lengua materna, etc., buscara una cosa que la identificara, que la hiciera “idéntica” a los demás para poder salir adelante sin sentirse menospreciada por su condición de pobreza.

Queda muy en duda la identidad colombiana puesta en una empanada y en unos fríjoles con arroz o cosas por el estilo, pues en un país tan pluricultural es muy complicado unificar criterios en torno a una identidad y más aún cuando somos tan regionalistas, pero esto, a mi parecer, no es algo malo, pues finalmente todos somos seres humanos y debe de haber algo común a todos, algo que nos identifique aunque seamos chinos, rusos, colombianos, brasileros, franceses, etc. 

Está bien tener una identidad como país, pero no es bueno que esto nos haga rechazar a los demás por ser “diferentes a nosotros”. No podemos permitir que la identidad de un país haga que sus gentes se conviertan en xenófobos, por el contrario, la identidad de un lugar debería permitirnos descubrir que por más “diferentes” que seamos, siempre habrá algo en lo que nos identifiquemos con los demás.

Carolina Correa Molina

"Viaje al sexo"


Viajando por reinos muy especiales nos detenemos en el tercero: el fuego, un elemento que no es propiamente material sino que pertenece al plano del espíritu. Allí se mezclan el sentir y el pensar pero hay que tener cuidado con no racionalizar el sentir.

El fuego, ligado íntimamente al corazón, nos permite entregarnos con alegría y pasión a nuestra misión; en este reino el viajero experimenta el arte, la pasión y la consumación.

Espíritu y energía sensible… los seres humanos debemos despertar a ese espíritu, aceptar y vivir con alegría esa energía espiritual sensible que nos permite conocer el amor del alma. El viajero experimenta transmutaciones durante su viaje y es precisamente en este reino donde puede transformarse y purificarse para conocer así el amor que en el resto de su viaje lo acompañará y que será enseñado a otros seres.

En este reino, el hombre encontrará una especial unión: dos fuerzas conectadas y opuestas se armonizan y entran en equilibrio. El Universo se presenta creativo y esta unión irradia luz y calor provenientes de ese fuego que todo lo transforma, que no es destructor sino que permite la transmutación, que moviliza la energía vital y la expande… pero el viaje aún no termina…


Carolina Correa Molina

lunes, 18 de julio de 2011

Paul Cézanne. Biografía y Obra


Cézanne procede de una familia adinerada, su padre, de origen italiano, poseía un establecimiento bancario en Aix-en-Provence. Allí nació el pintor en 1839. Recibió una esmerada educación y unos conocimientos humanísticos en el colegio de Bourbon, donde conoció a Emile Zola, uno de sus amigos más íntimos.

lunes, 11 de abril de 2011

Las mujeres en la cultura


Universidad de Antioquia                                                      Laura María Rodríguez
Facultad de Comunicaciones                                               Fecha: Marzo 13 de 2011
Letras: Filología hispánica                                                                               Informe
Seminario de gestión cultural                                           

El martes 8 de marzo a las 10:00 am en el aula magna del Instituto Tecnológico de Antioquia se realizó el foro: Las mujeres en la cultura, en este participaron cinco mujeres que han asumido puestos de gran importancia en el ámbito cultural de la ciudad, con este foro se buscaba que ellas compartieran sus experiencias y que reflexionaran sobre el papel de la mujer en la actualidad.
El foro comenzó con la presentación de dos mujeres pertenecientes a la comunidad del ITM, la rectora y la directora de cultura científica y tecnológica, ambas enfatizaron su discurso en la igualdad de género y en  los retos que debe asumir la Universidad, en el caso particular del ITM sobre la relación de cultura y tecnología, la creación artística y su tarea de asumir el cambiante mundo cultural a través de una sociedad del conocimiento en base a una cultura tecno-científica.
A continuación habló la directora de la Biblioteca Pública Piloto y coordinadora del sistema de bibliotecas Gloria Inés Palomino, que trató temas como la discriminación histórica de la mujer y la lucha política que estas han emprendido por el reconocimiento de sus derechos, destacó nombres como el de María Cano y la reivindicación histórica de las mujeres desconocidas que influyeron en los cambios sociales desde la parte agrícola, desde la medicina, etc.; luego comentó su experiencia como directora de BPP su relación con el mundo político con figuras como Carlos lleras Restrepo, los Turbay, el director del Colombiano y su fascinación por la intelectualidad y el conocimiento “reverencia al conocimiento y al placer” y cómo estas influencias colaboraron en su situación actual de mujer, además recalcó el no sentir ninguna diferencia de género, aunque señalaba sentirse complacida por el trato especial que le brindan sus compañeros (as).
A continuación habló la integrante del consejo departamental de cultura de Medellín y trabajadora de la cultura María Adelaida Jaramillo, resaltó su vocación por unir la cultura y la educación, su búsqueda personal por unir “razón y sentimiento” y relató todo su recorrido por las instancias culturales de Medellín y la necesidad de entender el papel de la cultura en la sociedad, la formación integral en las Universidades y la necesidad de crear políticas culturales.
Luego continúo la Directora del suplemento del Colombiano “Generación” Beatriz Mesa Mejía quien dirige este importante suplemento cultural desde el 2004 y leyó todo su recorrido por los ámbitos culturales de la ciudad, su paso por diversos periódicos y como se debe trabajar en el ámbito de la cultura, su relato fue muy emotivo y así como las anteriores ponentes resaltó su interés en la cultura desde pequeña y como una exposición de Dalí en el Parque de Berrio la convirtió en una aficionada a la cultura, gracias a su profesora Rosita. Fue una ponencia muy emotiva que en parte sintetizó la experiencia de las demás como mujeres Tabula rasa aficionadas a la cultura, a la conversación y a la recepción de todas las dinámicas de una ciudad homogénea y en la que no parece vislumbrarse ningún problema de género.
 Luego intervino la directora del Parque Explora, Azucena Restrepo, que expuso sus objetivos personales respecto a esta institución mostrando su interés de convertirla en un espacio de conversación, una mezcla de ciencia y cultura en el que haya una inclusión social, tolerancia civil y convivencia (armonía y alegría) para tratar de simplificar la cultura y hacerla más abierta al público.
Por último expuso la joven directora del MAMM Juliana Restrepo que de forma muy amena relató toda su experiencia y como logró llegar a este importante centro de cultura de la ciudad, se mostró muy humana en su relato y entre experiencias personales y laborales hizo un panorama general de la arbitraria cultura en Medellín.
Por último se dio un espacio para las preguntas del público.