domingo, 11 de septiembre de 2011

El no de las cosas:

Crecer duele y bastante, mientras vives tu infancia solo te preocupas por jugar, comer, llorar, reír y si acaso hacer planas que te ponen en la escuela; pero a medida que creces te das cuenta de lo difícil que es la existencia, de lo poco esperanzador que es este paseíto por un globo que te va matando con su composición, o de los grandes problemas a que te ves enfrentado como ser humano.
Ya que la vida es una dura experiencia, debería estar marcada por el cumplimiento de tus deseos, pero si bien haces muchas cosas de las que quieres, hay otras que se convierten en imposibles. Lo triste es que son imposibles precisamente porque así lo decidimos. Imposibles porque hay otras personas que nos importan demasiado y con ciertos deseos a cumplir las podríamos llegar a herir hondamente, mi cuestión siempre ha sido, dónde queda el yo. Sin embargo sabes que vives en una sociedad totalmente represora en todo el sentido de la palabra y la que le dice a ese yo “haces lo que quiero”. Es decir que los “yo” están regidos por otros entes a los que no se les debe nada. Hablar de nudos es complicado de cierta forma, porque posiblemente tengas unos que no puedes ver, otros que no quieres ver y otros, los que vemos que de cierta manera nos atormentan. Esos nudos que no puedes ver te hacen feliz en la ignorancia, los que no quieres ver y suprimes te hacen tan infeliz en su conocimiento que a veces crees no poder con ellos y los que vemos y que posiblemente otros también vean, te dejan digamos a la expectativa.
Cuando naces en una familia con unos preceptos sociales y un gran arraigo por cierta religión, se te hace difícil ser tú, esa familia te enseña cosas bellas que a lo largo de tu vida agradeces, pero directa o indirectamente prohíbe otras porque poseen ciertas reglas, porque e el estereotipo o porque ya están establecidas y llegar a transgredirlas te harían diferente. La sociedad misma entonces constituye un nudo, te dice cómo caminar, cómo actuar, qué comprar, que no, te dice así es o así no es, te envuelve y crees estar protegido, te dice por dónde caminar y hasta dónde porque tienes un límite en el que te puedes mover; unas fronteras que te piden una visa y un pasaporte, y lo peor, esa sociedad te dice cómo pensar y en ese sentido digamos que ataca los supuestos de la ilustración. No se puede pensar por sí mismo.
Yo creo que son nudos a los que casi nadie escapa, y van muy bien anudados, construyendo lo que quieren. El nudo familiar te pone a pensar incluso qué hacer después de que sales de un colegio, de un pregrado o una maestría, te pone a pensar el camino a seguir y hasta el más conveniente amor. Ahora desanudarlos, es una tarea para pensar, un trabajo que te enfrenta consigomismo, pero que puede darte los mejores resultados. Igual sabes que casi siempre vives para otros y no para ti que es lo más abrumador.

Daniel Gómez Ayala.


miércoles, 7 de septiembre de 2011

La montaña oscura

Una guerrilla como las FARC, para mí, es una terrible empresa rural. Para regenerarse y persistir en la guerra, aparte de consolidarse económicamente con el lucrativo negocio del narcotráfico, necesita del reclutamiento de niños, que son especialmente del campo, lejos de las ciudades y de la suficiente protección estatal. Son seducidos o forzados a una vida bélica. Un impresionante texto de un ex guerrillero de las FARC, En el infierno, es muy ilustrativo al respecto. Cierto o falso, allí se cuenta que se les enseña una ideología, una mezcolanza de marximo, leninismo y comunismo chino, con el cliché de que el Estado es corrupto y hay que destituirlo. A la larga, con la rigidez de la costumbre y de la disciplina militar, pueden llegar a perder una perspectiva más amplia de la realidad, hasta indentificarse como los buenos, los sensatos, los que sí tienen la razón, y afirmar que vale la pena sufrir tanto por la patria. Unos se depravan y otros, sin poder huir del sometimiento, se resignan. Sólo pocos se salvan o mueren en la fuga.

La película «Los colores de la montaña», entre otras cosas, explicita semejante reclutamiento de niños.

Jorge-Alberto

«Entre nos» y la identidad

El concepto de identidad es polisémico. De pronto es problemático. Al parecer hay identidad lingüística, familiar, nacional, religiosa, culinaria, indumentaria, musical, empresarial, educativa, etc. Precisamente, se trata de la identidad entre las personas. Una frase muy utilizada es identidad cultural. Habría que analizar el concepto de cultura. ¿Qué es? No es mi intención filosofar sobre ello. No más diré que si en la cultura cabe lo lingüístico, lo religioso, lo culinario, lo indumentario, lo musical, etc., no es, pues, realmente, un concepto homogéneo. Por ejemplo, en un mismo país existe lo multicultural, ya por las diferencias lingüísticas, religiosas, étnicas, políticas, educativas, etc. Habría que aplicar la teoría de conjuntos para visualizar la identidad entre las personas de un mismo país, es decir, qué cosas tienen en común. El bluyín, una prenda de vestir que nació en Génova, Italia, llegó a ser casi universal: lo usan africanos, indígenas, chinos, japoneses, europeos... Una indumentaria muy común, que implica una gran diversidad nacional y étnica.

La madre y los hijos hablan español, que es su lengua materna, y están en un país cuyo idioma oficial es el inglés. Por la necesidad de sobrevivir, tienen que adaptarse al medio social, aprendiendo al menos el idioma circunstante. Al comienzo, de un modo vívido, se sienten extraños por la falta de comunidad. Después de todo, un caso especial es que el niño tiene que ir a la escuela para así poder adquirir después un empleo más digno, de más recompensa. Se acomoda al proceso institucional y, poco a poco, se vuelve menos extraño.

Jorge-Alberto

Viaje al sexo

Vli Zideline
Vli Zideline
Djilce, djilce, djilce, djilce, djilce,
jalce, jalce, jalce, jalce, jalce,
yulce; yulce, yulce;
dolce, dolce,
Yaase folce...
Dolce... Dolce...
Dolce...

(François Dufrene, Danse de lutins)

¿Qué significan semejantes sonidos?

Jorge-Alberto

martes, 6 de septiembre de 2011

Los colores de la montaña


En esta película podemos ver diferentes problemáticas sociales que se presentan a menudo en nuestro país, como la violencia, el secuestro, el desplazamiento, las amenazas a las familias del campo, etc. Sin embargo también muestra valores como la amistad y actitudes positivas como las ganas de estudiar de los niños protagonistas.

Los niños son de una clase social no muy favorecida, pues viven en el campo y les toca enfrentar todas las problemáticas mencionadas; ellos aprenden de lo que ven y por eso muchas veces hablan como los adultos: con palabra groseras y un lenguaje más bien vulgar, pero esto lo hacen entre ellos mismos, nunca con sus padres. 

Lo que más afecta a estos niños es que su educación se ve suspendida constantemente a causa de la violencia que se está viviendo en el campo; así, cambian de profesora constantemente, los sacan de los salones para huir a la ciudad y poco a poco la escuela se convierte en el cuartel de los alzados en armas. Más grave aún es que algunos de los niños se ven involucrados en este conflicto en vez de tener una vida feliz, libre y con la oportunidad de estudiar y de jugar.

En general es una película que involucra todas las temáticas mencionadas, lo cual la convierte en un tema cotidiano, un tema que aparece a diario en nuestros noticieros. No es ficción, es algo que pasa mucho y por esto tal vez es algo de lo que estamos cansados y que nos hace sentir impotentes al no poder hacer nada al respecto.

Carolina Correa Molina